La primera película animada de la historia es de Argentina
Alejandro García.
Blanca Nieves y los siete enanos de 1937 se le atribuye como el primer largometraje animado. Sin embargo contrariamente a lo que a menudo se afirma, no es el primer largometraje de animación de la historia del cine, en realidad se le atribuye al argentino Quirino Cristiani por su película El apóstol.

El apóstol fue una película de animación muda de Argentina escrita, producida y dirigida por Quirino Cristiani, estrenada el 9 de noviembre de 1917 y considerada como el primer largometraje de animación hecho en el mundo. La película fue una sátira política sobre el entonces presidente argentino Hipólito Yrigoyen, quien quiere limpiar a Buenos Aires de la inmoralidad y la corrupción. Yrigoyen vuela al cielo y se encuentra con el dios del trueno, Júpiter. Usando sus rayos Yrigoyen golpea a Buenos Aires, y la ciudad se ve envuelta en llamas, quemándose en cenizas, antes de que decida comenzar a reconstruir la ciudad. Luego despierta, descubriendo que todo lo ocurrido anteriormente era un sueño y se ve obligado a enfrentar la dura realidad de la política complicada.
Fue un filme del cual no quedan copias en la actualidad aunque si se conservan una pocas imágenes ya que algunas se perdieron en un incendio en 1926, y otras al ser reciclado, como era habitual en la época, el celuloide se uso para la fabricación de peines.
Para el filme se utilizaron 58,000 dibujos en 35 mm (a razón de 14 cuadros por segundo) además de varias maquetas que representaban edificios públicos como el Congreso de la Nación Argentina, la Aduana de Buenos Aires y el edificio de Obras Sanitarias de la Nación, además de anegar las calles de la ciudad.
Los antecedentes a este filme están en los cortos políticos de animación cuadro a cuadro que el autor realizaba para Actualidades Valle (producidos en los Laboratorios Valle). En estos cortos Cristiani utilizaba una serie de figuras de cartón que fotografiaba en la azotea de su domicilio para aprovechar la luz natural, como se hacía en la época. Intervinieron en la confección del filme Quirino Cristiani como dibujante, Andrés Ducaud como modelador y Diógenes Taborda como bocetista.
Actualmente se le considera como un filme perdido debido a la históricamente deficiente política de conservación de material fílmico y televisivo argentino.